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"AL CAER LA TARDE" · (Ildefonso Vilches)

 

AL CAER LA TARDE

Empujó la vieja puerta desvencijada de aquella cabaña perdida a la orilla del lago, sitiada por un inextricable bosque de encinas y de árboles frutales y de restos podridos de animales y otras alimañas. Al abrirse sobre sus goznes un trozo de puerta resbaló del marco cayendo al suelo dejándola entreabierta. La observar con hondo quebranto, la entrada oscura, con el rostro asediado por el miedo, con las venas de las sienes engordando hasta casi estallar, mediando entre el huir y el acceder con una encomiable fuerza interior. La suya, la de un padre rasgado en las entrañas desde hacía varios días.

A su espalda, el sol caía rendido ante la frondosa arboleda, la brisa con pesadumbre se aligeraba y se encontraba rendijas entre ramas y vegetación hasta salir airosa y soplar con rabia. El silencio era estructural, esencia de aquel bosque. 

Al entrar al salón, los rescoldos de una chimenea mortecina caldeaban la estancia. A su lado, sobre la mesa del comedor, junto a un almuerzo de breves bocados, rodeados de migajas y mantequillas perdidas, entre platillos violáceos de mermeladas de mora y de vasos de jugos de gustos sabrosos, sus cuerpos, jóvenes, tersos y sin mancha. . . , yacían bañados en sangre. 

Y aún tuvo que certificar, con una mirada más redundante, más fría, que por los ojos se les había esfumado la vida, y por los orificios de sus cráneos, y por los charcos de sangre.


Ildefonso Vilches

(16/12/2024)


Texto y Fotografía: © Ildefonso Vilches



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